Edad Antigua
Las primeras
consideraciones sobre los derechos de los animales datan de la Edad Antigua
(S.VI a.C.) cuando el filósofo y matemático
Pitágoras (~580-500 a.C.) plantea
que los animales tenían un alma comparable con el de los seres humanos que se
reencarnaban de unos a otros. Sus creencias le llevaron a tener una vida
vegetariana y dedicada a liberar animales del mercado.
Edad Moderna
Para Descartes los animales carecen de alma por lo que no
tienen derecho a ninguna consideración moral. Mientras que Nicolás Fontaine, un
testigo presencial, narraba en 1738 una visita a un laboratorio donde se
golpeaba a los perros con indiferencia.
Como contrariedad a estas
ideas encontramos, ya en el siglo XVIII, la teoría ética del contractualismo que defiende la necesidad de no
causar sufrimiento innecesario a los animales.
Durante la
Revolución Industrial, se crearon las primeras sociedades para proteger a los
animales utilizados para trabajo doméstico forzoso como las mulas de carga (tracción a sangre).
En el año 1641, se
aprobaron las primeras leyes de protección animal en una colonia estadounidense
para los animales domésticos, influenciadas por el filósofo René Descartes
(1596-1650).
Con la llegada de
la Revolución Científica donde el propio Descartes se enfrentaría al
pensamiento medieval, este propuso la Teoría Mecanicista del Universo que
dejaba a un lado todo subjetivismo. Para él los animales eran autómatas
complejos sin alma, ni mente, ni razón e incluso sin sentimientos.
Primeras leyes de protección animal
La primera concienciación sobre la crueldad que se
practicaba sobre los animales data del año 1635 en Irlanda donde se prohibía,
por ejemplo, atar arados a la cola de animales tiradores o fisurar lana del
ganado ovino.
Más tarde, en 1641, se aprobó en una colonia estadounidense
un sistema de leyes para proteger a los animales domésticos con derechos como
el siguiente:
"A ningún humano le es permitido efectuar algún
tipo de tiranía o crueldad hacia alguna criatura nacida que esté normalmente
retenida para uso humano".
Sería en 1654 cuando en
Inglaterra, el político Oliver Cromwell, totalmente contrario a actividades de
violencia practicadas con animales tendría una fuerte influencia sobre la
creación de leyes de protección animal en el país.
Paralelamente, el filósofo
John Locke (1632-1704) llevo a cabo un razonamiento que defendía dejar a un
lado la crueldad con los animales, consideraba que la evolución humana
adquiriría un carácter muy negativo al ser transmitidas estas ideas a los
niños.
Toda esta lucha tomaría forma en 1822 con la conocida “Ley
Martin” (An Act to
prevent the cruel and improper Treatment of Cattle) del activista
por los derechos de los animales Richard Martin perteneciente al Parlamento del
Reino Unido volvería a prevenir el trato cruel e inapropiado para los animales,
especialmente para el ganado.
Encontramos un acontecimiento más que utópico
donde Martin presentaría una denuncia utilizando a un burro como testigo en un
juicio; lo que parecía una situación bromista cambio radicalmente cuando el
juez pudo ver las heridas en el cuerpo del inocente animal. En este contexto
tendría lugar la primera condena por maltrato animal.
La” Ley Martin” sería modificada nuevamente en 1835
aprobándose la “Ley de Crueldad contra los Animales” que
incluía un mayor número de animales de ganado como los toros e incluso los perros, prohibiendo además el hostigamiento de osos y las peleas de gallos. Estos movimientos serían beneficiosos para la construcción de refugios y hospitales veterinarios y estarían respaldados por la Real Sociedad para la Prevención de la Crueldad contra los Animales (fundada en 1824). No obstante continuaría sin incluirse a los animales salvajes.
A pesar de esta lucha se aprobaría en 1849 la “Ley de
Crueldad contra los Animales".
Finalmente en el año 1977, la Liga Internacional de los
Derechos de los Animales establece la Declaración de Derechos aprobada un año
después por la UNESCO como la Declaración
Universal de los Derechos de los Animales.